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Aquí se ve lo que quedó en
pie de la casa después de tantas horas de tiroteo, la utilización
del mortero y la detonación, en dos oportunidades, de ocho
barras de trotil. Del lado derecho se puede ver lo que era la habitación
de mi hermano Juan Martiniano. A la izquierda, lo que era la cocina;
lugar donde encontraron el cuerpo de mi padre. |
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Era la habitación de mi hermano vista
desde más cerca, se puede observar el hueco de la pared, que
fue hecho posteriormente a la voladura de la casa con la idea de encontrar
armamento, documentación, etc. |
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Era la cocina, la pared refleja la magnitud
del tiroteo y el efecto del trotil. En este preciso lugar, debajo
de una mesa, encontraron el cadáver de mi padre, Juan Martín
Jáuregui, empuñando una escopeta. |
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Esta era la continuidad de la cocina: el living. Mi padre lo había
destinado para que una maestra diera clases de apoyo a los chicos
del barrio de escasos recursos. Aquí se deja a la vista que
la edificación era con bloques, que eran construidos por mi
padre con la ayuda solidaria de todos los miembros de la organización
que militaban en el barrio, especialmente en la construcción
de este espacio y de la medianera. |
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La casa donde sólo quedaron las bases. Vista de frente y
a lo largo: el living. Había una puerta que conectaba a la
cocina, y contigua a la cocina, la habitación de mi hermano
Juan. |
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Parte de la medianera de nuestra casa, que
muestra los impactos del brutal y prolongado tiroteo. Se habían
apostado en la casa del vecino del lado izquierdo, y desde ahí
tiraban. |
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Igual a la foto 1 tomada desde más lejos. Se ve el efecto de
las explosiones, que produjeron el levantamiento de los pisos. |
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Este es el fondo que daba al patio; se ven los restos de la casilla
donde vivíamos antes de mudarnos a la casa que dinamitaron.
Mi padre la destinó, luego, para que funcione una salita de
primeros auxilios. Dos veces por semana dos profesionales de la organización
asistían y entregaban medicamentos, en forma gratuita, a la
gente carenciada del barrio. La prensa informó que era una
sala de atención para el grupo de la organización guerrillera.
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Esto es lo que quedó de la casa de mi abuelo Martiniano Máximo
Jáuregui, que era una parte de material y otra de madera. El
vivía al lado y al fondo. Esa noche del 17 de octubre estuvo
ahí mismo desde las 23 horas hasta el día 18 a altas
horas de la noche atado a un árbol. El día 19 a la mañana
fue trasladado al centro clandestino de detención y tortura
Comisaría Octava. |
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Este es el árbol al que permaneció atado mi abuelo,
con los ojos vendados y esposado, durante más de 30 horas,
por lo que le hacían escuchar el tiroteo efectuado hacia la
casa de su hijo. |
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